MANUAL DE BUENAS PRÁCTICAS DE MANEJO PARA EL
CULTIVO DEL
CAMARÓN BLANCO Penaeus vannamei
3.9 Bioseguridad
Las medidas de bioseguridad deben ser
estrictamente aplicadas por todo el personal de la granja, así como por
personas ajenas a la granja que por alguna razón deban ingresar o pasar por
dentro de las instalaciones de la misma. Cada granja debe contar con programas
de capacitación y nombrar al responsable del cumplimiento de dichas medidas,
quien mediante protocolos y registros, asegure la aplicación constante y
sistemática de las mismas.
Se debe contar con una organización básica de
la empresa, que incluya una gerencia, jefatura de producción, encargados de la
calidad de agua y suelo, especialistas en
la salud de los camarones, encargados de la
alimentación, de la aplicación y manejo de los productos químicos y
medicamentos veterinarios y, de la higiene y desinfección de
instalaciones, materiales, equipos y personal.
En lo posible, debe existir una persona contratada exclusivamente para realizar
cada una de estas tareas, aunque en algunos casos una buena capacitación y
organización, permitirá que una misma persona sea responsable de varias
actividades.
Las medidas de bioseguridad no funcionan sin
un programa de capacitación continua al personal de la empresa, en todos los
niveles de responsabilidad. Si por ejemplo la
capacitación es solamente tomada por el
personal técnico responsable de la producción, la gerencia no entiende sus
solicitudes de apoyo y por otra parte los operarios de campo
no harán el trabajo que les corresponde, por
falta de conocimiento
(Figura 62). Los conceptos de buenas prácticas
sobre medidas de bioseguridad en la producción camaronera, deben estar en la
mente de todas y cada una de las personas que cultivan el camarón. Cada persona
debe entender la importancia de su papel en la aplicación de estas medidas.
Para poder implementar adecuadamente medidas
de bioseguridad, se requiere de una inversión económica, por lo que dichas
medidas deben ser viables desde este punto de
vista. Los productores deben evaluar el costo
de dichas medidas, en función de las pérdidas que las enfermedades les pueden
ocasionar. Estas medidas pueden ser implementadas poco a poco y para aliviar la
inversión se pueden solicitar recursos a diferentes entidades de financiación.
Fuente: Cuéllar-Anjel, J., C. Lara, V.
Morales, A. De Gracia y O. García Suárez. 2010. Manual de buenas prácticas de
manejo para el cultivo del camarón blanco Penaeus vannamei. OIRSAOSPESCA, C.A.
pp. 132.